El pequeño teatro, un escenario para grandes



Algunas personas que practican el teatro como una forma de sobresalir y ser exitosos lo definen como la esencia de la vida y la manera de encontrarse con las máscaras de la personalidad, que algunos autores contemporáneos como: Constantino Stanislavski y Giorgio Strehler ocultan en las líneas escritas para representarlas en el escenario. Andrés Maure director artístico del pequeño teatro dice “más que las máscaras y la esencia, es la vida”.
El pequeño teatro es un proyecto que da comienzo en los años setenta con los movimientos estudiantiles, “no eran grupos armados sino de pensamiento político, todos de izquierda”. Sus integrantes eran estudiantes de la Universidad de Antioquia y la Universidad Nacional, pertenecientes al MOIR (Movimiento Breve, Independiente y Revolucionario). “De la brigada nace un grupo de teatro que luego se separa de los lazos políticos y empieza a trabajar por su cuenta” menciona Maure. Los fundadores fueron seis, Rodrigo Saldarriaga, Eduardo Cárdenas, John Jairo Mejía, Efraín Hincapié, Oscar Muños y Jorge Villa. De los personajes acabados de mencionar solo dos siguen vinculados al proyecto.
“El pequeño teatro es un encuentro cultural, en el cual se reúnen un mínimo número de personas amantes de este arte. Se reconoce por su asistencia los estudiantes universitarios y algunos intelectuales”; dice Andrés Maure. Sus actores se especializan en hacer obras para adultos, no hacen teatro para niños porque les parece difícil y no se han especializado para ese tipo de encuentros con el público. El nombre de Pequeño Teatro en nada se relaciona con lo que representan en las tablas, sino más bien es un homenaje a varios creadores del teatro contemporáneo y del teatro moderno. En los siglos XVIII y XIX a la opera se le conocía como el gran teatro, en esta época surgen los pequeños grupos que combinaban danza y actuación modificando la metodología de las representaciones, a este grupo se le conocía en Moscú como el Pequeño Teatro.
El Pequeño Teatro representa las obras contemporáneas, clásicas y hasta las escritas por algunos de sus miembros; como es el caso de “los Chorros del Reparto” y “los Chorros de Tapartò” escritas por Rodrigo Saldarriaga, uno de los fundadores que han acompañado este proyecto cultural desde hace 35 años y que hoy es reconocido en la ciudad por ser el único teatro que no cobra la entrada desde el año 2002, idea que surge para sobre llevar la crisis cuando estuvieron a punto de vender el teatro y que hoy se mantiene gracias a las numerosas visitas que se han propiciado desde entonces.
Dentro de sus representaciones “se rescatan obras de autores que han marcado alguna diferencia como Shakespeare, Esquilo, Bécquer”, comenta Saldarriaga. El teatro ha participado en algunos festivales nacionales como La Traviesa, en Manizales con una obra que titula “Las mujeres sabias”, de Moliere y así ha recorrido 900 municipios de los 1280 que se conocen en el país. Los recorridos surgen por que no tenían sede y al ser esto evidente “nos volvimos quijotes y empezamos a visitar las diferentes regiones del país” y como dice Maure son reconocidos por ser uno de los representantes en las artes escénicas.
La primera planta física para el grupo, fue una pequeña sala de sólo sesenta sillas y su primer montaje se hizo en 1975 con una adaptación que Saldarriaga representó de Anacleto Morones, de Juan Rulfo. Para 1986 adquieren una nueva sede que está ubicada sobre la avenida la playa y en 1994 el pequeño teatro inaugura la ampliación de un espacio con capacidad para cien personas, la actual sede del teatro es una construcción ubicada en el barrio Boston y es la casa donde funcionaba el instituto de artes de Medellín hace algunos años. La zona es conocida desde 1950 con la construcción del Teatro Pablo Tobón Uribe, como un mito cultural. A su alrededor se encuentra la oficina central de los sueños, la Esfanfarria, el Teatro Matacandelas, el Teatro del Trueque y muy cerca está el Águila Descalza en el barrio prado centro.
El gremio teatral los califica como representantes del teatro clásico, pero en realidad sólo han representado seis obras clásicas de sesenta montajes que han hecho. “No alcanza a ser realidad eso que han dicho, en general hacemos lo que nos llame la atención, ha sido un panorama muy abierto” recalca Maure.
Dentro de las obras más representativas se encuentra: Edipo rey, de Sófocles, La Tempestad, de William Shakespeare; Escuela de mujeres y Tartufo, de Moliere; Madre coraje, de Bertolt Brech; Medea, de Jean Anouilh y el cuento de la isla desconocida, basado en la obra de José Saramago; entre muchas otras obras incluyendo escritos de dramaturgos nacionales como, A la diestra de Dios padre, versión de Enrique Buenaventura sobre la novela de Tomás Carrasquilla, El cumpleaños de Alicia, de Henry Díaz, ¿En qué quedamos?, sobre versos de Porfirio Barba Jacob, entre otros.
En los 35 años que lleva el teatro, ha tenido reconocimientos como: La orquídea de oro, otorgado por el Consejo de Medellín; La orden de plata Porfirio Barba Jacob, de la gobernación de Antioquia; la casa ha sido catalogada como patrimonio arquitectónico y el teatro como patrimonio cultural. Para este año, están invitados al festival de Tenerife en España, en las Islas Canarias, con su obra “los chorros de tapartò” y al Festival Iberoamericano de teatro cumbres de las Américas, Mar de Plata en Argentina.
Desde el año 2003 tomaron la decisión de, además de ser representantes de las artes escénicas, ser formadores de esta labor, desde entonces han graduado tres promociones con una titulación de “técnicos en actuación” aprobado por la Secretaría de Educación. “ahora tenemos 11 alumnos y 15 profesores, se presentan opositores como la familia, porque califican esta labor digna para maricas, mariguhaneros, putas y borrachos. Existe el señalamiento social. El estado apoya muy poco, a la empresa privada no le interesa; no existe público por eso lo de la entrada libre. No existe tradición, porque la sociedad es una sociedad joven. El arte todavía no se ve como una necesidad; pero ha sido la labor de hace 35 años y se ha cumplido el ideal”, dice Andrés. ”Estar parado en las tablas representando algún papel es un gusto, así sea el más pequeño”.
Los logros obtenidos por el pequeño teatro se le otorgan a la insistencia, persistencia y no desistir nunca, de un proyecto que soñaron solo unos pocos y que han hecho realidad con mucho trabajo, con mucho esfuerzo y dedicación, todos esos ideales que se les ocurría a aquellos intelectuales y revolucionarios de la época de los setenta y hoy son llamados a pelear por un futuro más culto , como dice Andrés “cuando una sociedad está en guerra civil quien desee recuperar a esa sociedad, debe salvar dos tipos de personas, los artistas y los científicos. Los científicos por que van a recuperar el mundo material y los artistas porque son los que tienen el mundo humano, son los que tienen la reflexión humana” y apunta a un autor como Saramago que dice, “el hombre está cada vez mas lejos de ser humano y el arte es una posibilidad de recuperarse”.

POR: DAVID FERNANDO MEJÍA ECHEVERRI.

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